magia, tic’s todo vale si aprendemos mejor

Para motivar a unos alumnos desencantados, como a aquellos que presentan dificultades de aprendizaje, TDAH… no hay nada mejor que provocarles la curiosidad y que después tengan que transmitir sus conocimientos a otros.

Las ciencias muchas veces son consideradas como disciplinas áridas o difíciles, y los laboratorios donde se enseña química o biología durante la temporada escolar no siempre son lugares pensados en llamar la atención de los niños.

Los problemas escolares más frecuentes de un niño o adolescente con TDAH, y que conllevan un mayor riesgo de repetir curso, son: no acabar los deberes a tiempo, pobre presentación de los trabajos, escasa comprensión del material trabajado, malos hábitos de estudio, asistir a clase insuficientemente preparado, poca participación en clase, no pedir ayuda al profesor/a, notas por debajo de su potencial, suspensos, conducta disruptiva en clase, enfrentamiento con profesores, peleas con compañeros, hacer novillos.

Por eso, es imprescindible tener presente con estos niños que  cuanto más se les  involucre en las tareas de la clase y más se mueva más aprenderá. Por el contrario cuanto más se le pide que esté quieto, peor aprende porque dedica todo su esfuerzo a estarse quieto.

El concepto de aprender por medio del juego no es nuevo en la práctica educativa. Un rasgo de nuestros tiempos es la incorporación de las tecnologías de la información (TIC´s) al proceso de enseñanza–aprendizaje, si se  conjugan estas herramientas con aspectos lúdicos, obtendremos resultados  motivadores importantes.

Los Juegos de exploración ayudan al niño a ampliar y renovar sus intereses, los pequeños:

- Descubren la diferencia entre magia y ciencia.
- Refuerzan la capacidad de asombro.
- Aprenden a cuidar y respetar nuestro planeta.
- Estimulan la creatividad y desarrollan la imaginación.
- Enfrentan retos con recompensas a corto y/o mediano plazo.

Una  propuesta muy interesante es la del  instituto Alba Longa, de Armilla (Granada), llevan dos años organizando una semana de la ciencia, jornadas en las que los alumnos más inquietos organizan e imparten talleres sobre aquellos aspectos de la ciencia que más les fascinan. “Lo bueno de la ciencia es que resulta intrigante y cautivadora como la magia, pero con la diferencia de que se puede explicar. Nos da la satisfacción de encontrar respuestas”, explica Ana Garzón, estudiante de segundo de bachillerato y encargada del taller No es magia, es ciencia.

Todo empezó hace tres años cuando el profesor Bueno se incorporó al instituto y vio que los alumnos de ciencias escaseaban. Buscó equilibrar una balanza cada vez más inclinada hacia las letras. El primer año no consiguió que le siguieran: nadie estaba dispuesto a dedicar horas de su tiempo a motivar al alumnado. En el segundo curso logró que un puñado de alumnos se entusiasmara con la idea y eso fue un revulsivo para romper la atonía imperante. El resultado es que aumentó el número de matriculados en el bachillerato de ciencias. Incluso varios alumnos se agruparon para sumar suficiente número para conseguir la asignatura de tecnología industrial.

Acabada la apatía, encendida la curiosidad de los alumnos, algunos asumen el papel de profesores y se comprometen a transmitir los conocimientos a sus compañeros. Este año por primera vez un grupo ha propuesto y llevado a cabo la realización completa de una conferencia sobre el desarrollo tecnológico y las desigualdades entre países. Unos 20 alumnos protagonizan los talleres, charlas y demostraciones a las que han asistido más de 400 y una treintena de padres.

Víctor Bejarano (articulo  “No es magia es ciencia” publicado en el suplemento ES, Estilos de Vida de La Vanguardia, 19-03-2011) http://blogs.lavanguardia.es/cumlaude/

Comentarios

  1. Me encanta la ciencia y mas si se enseña a los niños! Es una gran experiencia para los mas chiquitos para que diferencien entre magia, fantasia, ciencia y experimentos. Gracias por fomentarla y compartir esto tan importante con nosotros!

    Buen fin de semana Olga! =)

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  2. Hola esa es una buena idea...
    Tengo un alumno que no le gusta hacer nada, según él. Creo que sería buena oportunidad para él compartir con sus compañeros algo de la ciencia. Empezaré a organizar un recorrido a algún lado.

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  3. En clase preparamos dos recipientes con agua, hielo y sal. Uno lo dejamos a temperatura ambiente y otro lo colocamos encima de un radiador.Teníamos que comprobar cuál se derretía antes.Lo simple y sencilla que era la experiencia y los niños estuvieron en todo momento pendientes del hielo.Los niños son curiosos por naturaleza, característica que debemos aprovechar y mostrarles la ciencia de forma divertida,haciendo de ella una materia menos árida.Un besazo.

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